En efecto, el alimento de la mente es nuestro entorno. Éste influye en nuestro pensamiento consciente y subconsciente. El entorno nos moldea y nos hace pensar como lo hacemos. De esta manera, somos productos de nuestro entorno. Nuestra forma de caminar, de hablar, de opinar; nuestras preferencias musicales, literarias, de entretenimiento y de vestimenta se derivan en gran medida del entorno. Además, nuestros pensamientos, metas, actitudes y personalidad están moldeados por el mismo.
Si las personas de nuestro entorno nos bombardean con frases como “Tus ideas son tontas”, “Jamás lo conseguirás”, “Eres demasiado viejo para aquello” o “No sabes cómo hacerlo”, es muy probable que acabemos renunciando a nuestros sueños.
Desarrolla una defensa contra las personas que quieren
convencerte de que no puedes triunfar, porque sus opiniones son venenosas.
Acepta los consejos negativos sólo como un reto para demostrar que sí es
posible lograr tus sueños.
El primer obstáculo en el camino al éxito es el
sentimiento de que una mayor realización está lejos de ser alcanzada.
No dejes que la gente de pensamiento negativo destruya
tus planes. Los negativos están por todas partes y parece que les encanta
sabotear el progreso positivo de los demás.
Reflexiona sobre el grupo al que pertenecen cuando
oigas sus comentarios. Usualmente, las personas se clasifican en las siguientes
categorías:
Aquellos
que desistieron de sus sueños por completo. Están totalmente
convencidos de que no van a conseguir nada en la vida. Que el verdadero éxito
es únicamente para las personas especiales o suertudas. Es fácil reconocerlas
porque hacen todo lo posible por racionalizar su situación y explicar lo ‘satisfechas’
que son realmente.
Aquellos
que desistieron parcialmente. A pesar de todos sus logros y preparación para el
suceso, estos desisten de sus sueños porque piensan que no vale la pena más
esfuerzo del que ya hicieron. Su racionamiento es, “Estamos ganando mucho mejor
que otros, ¿por qué voy a esforzarme más?”
De hecho, estas personas han desarrollado muchos
temores; temor a fracasar, temor a la desaprobación social, temor a la
inseguridad, temor a perder lo que tienen. Temor a levantarse y continuar
luchando.
Aquellos
que nunca se rinden. Este pequeño grupo no permite que el pesimismo los
distraiga, no creen en fuerzas supresoras y no se dan por vencidos. Ellos viven
y respiran éxito. Miran adelante a cada nuevo día.
La verdad, a muchos nos gustaría estar en el tercer
grupo, el que hace cosas y consigue los resultados que desea. “Sin embargo,
para entrar – y permanecer – en este grupo, debemos luchar contra las
influencias supresoras de nuestro entorno”.
Fariddy Yunis

No comments:
Post a Comment