La conversación es una parte importante de nuestro
entorno psicológico. Hay conversaciones sanas que nos animan y nos hacen sentir
fuertes y exitosos. Por otro lado, hay conversaciones que pueden asfixiarnos
fácilmente, hacernos sentir mal y envenenar terriblemente nuestra autoestima,
haciéndonos sentir perdedores.
Si no tienes nada positivo que decir, es mejor que te mantengas
en silencio. Es más saludable guardar silencio que decir algo que va a
perjudicar a alguien. A nadie le gusta que le hagan daño. Ser herido destruye la
confianza de cualquier individuo.
Una de las peores conversaciones tóxicas es el chisme.
“Los chismes no son más que conversaciones negativas sobre las personas, y la
víctima del pensamiento venenoso empieza a pensar que lo disfruta. Parece que
obtiene una forma de alegría envenenada al hablar negativamente de los demás,
sin saber que para las personas de éxito resulta cada vez más desagradable y
poco fiable”. Cuando las conversaciones traen consigo la sensación de desánimo,
inseguridad, tristeza y miedo, sabemos que no hacen ningún bien a nadie, y
menos a nosotros.
No es necesario dejar de hablar de las personas, pero
que sea de sus cualidades, de sus buenas acciones; que sea para potenciar y
mejorar al individuo. Es mejor fortalecer que destruir con conversaciones
negativas. Prueba tu predisposición al chisme:
-
¿Estoy difundiendo rumores sobre otras personas?
-
¿Siempre tengo cosas buenas que decir sobre los demás?
-
¿Me gusta escuchar informes sobre un escándalo?
-
¿Juzgo a los demás sólo en base a los hechos?
-
¿Incentivo a los demás a que me traigan sus rumores?
-
¿Antecedo mis conversaciones con un “no se lo digas a
nadie”?
-
¿Mantengo en confidencia la información confidencial?
-
¿Me siento culpable por lo que digo respecto a otras
personas?
Las respuestas correctas son obvias. Medita sobre este
pensamiento por un momento:
Coger un hacha y cortar los muebles de tu vecino no
hará que tus muebles parezcan mejores; y utilizar hachas y granadas verbales
contra otra persona no es algo que te haga mejor a ti o me haga mejor a mí.
Recuerda adoptar el hábito de hacerte tres
preguntas antes de decir algo:
¿Es positivo lo que voy a decir?
¿Es cierto?
¿Es útil?
Si la respuesta es ‘no’, guarda silencio. Si la
respuesta es ‘sí’, di lo que quieras. En las palabras de Buda: “Si uno no puede
decir algo útil, es mucho mejor guardar un noble silencio”.
Fariddy Yunis

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