Cree en el progreso y esfuérzate por conseguirlo, y te convertirás en una persona de éxito.
Ten en cuenta que cuando asumes una posición de liderazgo en cualquier campo, todas las personas que diriges comienzan inmediatamente a ajustarse a las exigencias que estableces.
Esto es más evidente en las primeras semanas. La principal preocupación de estas personas es ponerte a prueba, verificar tus estándares y averiguar lo que esperas de ellas. Observan cada movimiento que haces. Piensan: ¿qué tan fácil será para mí? ¿Cómo quiere que lo haga? ¿Qué hace falta para complacerle? ¿Qué dirá si hago esto o aquello? Una vez que descubran qué niveles de exigencia tienes, sin duda una vez que lo saben, se comportan como tal.
Por ejemplo, si eres una de esas personas a las que no les importa que la gente progrese, si no les pones objetivos que cumplir, no te preocupas por darles autonomía o ni siquiera les das responsabilidades, entonces procederán de acuerdo con tus normas.
En cambio, si les marcas objetivos claros y específicos desde el primer día, crearás unidad y colaboración con responsabilidad, encontrarás formas creativas de animarlas y las empoderarás para que hagan cualquier trabajo, por pequeño que sea, lo mejor posible. Sin duda, actuarán según tus estándares.
Con el tiempo, los subordinados tienden a convertirse
en copias de su jefe. Asegúrate de que la copia maestra sea digna de ser
duplicada. Haz de esto un propósito personal: en tu vida familiar, en el
trabajo, en la vida comunitaria, si se trata de progresar, hazlo.
Comprueba qué ejemplo das utilizando esta antigua pero siempre acertada guía: ¿Qué clase de mundo sería si todos los que lo habitan fueran como yo?
Del mismo modo, pregúntate qué clase de club, comunidad, escuela o iglesia sería si todos los que la integraran actuaran como tú. Piensa, habla, actúa y vive como quieres que lo hagan tus subordinados o las personas cercanas a ti, y lo harán.
Todos fuimos creados con el propósito de progresar. Por eso recibimos el mayor poder conocido por el hombre: el poder del
pensamiento. Más aún: el poder de controlar tus pensamientos de la manera que
quieras, para la decadencia o para el progreso.
Observa a los animales y descubrirás que ninguno de
ellos tiene la capacidad de trazar su propio destino. También descubrirás que
eres el único que tiene mente para pensar y el único que tiene futuro, gracias
a tu facultad divina de pensar.
Esta es una de las razones que justifica tu presencia aquí en la Tierra: la posibilidad de progresar, de desarrollarte en muchos sentidos. Puedes y debes progresar material y espiritualmente, de manera que seas útil a ti mismo, a tu familia, a tu empresa y al prójimo en general.
Recuerda que debes seguir progresando y desarrollándote, y la vida se volverá más interesante y digna de ser vivida.
Fariddy Yunis
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