“Una vez que la víctima de esta dolencia del fracaso ha seleccionado una buena ‘excusa’ se apega a ella. Confía en ella para explicarse a sí misma y a los demás por qué no está saliendo adelante. Y cada vez que la víctima formula la excusa, la excusa llega a verse embebida más profundamente dentro de su subconsciente”. - La Magia de Pensar en Grande
Una de las cosas más fáciles de hacer es renunciar a
todo lo que queremos y encontrar cualquier disculpa para nuestra falta de
coraje y desaliento. Con frecuencia ponemos excusas para no mejorar nuestras
circunstancias. Pensamos que no tenemos dinero, que no tenemos tiempo, que no
tenemos recursos, que no tenemos esto o aquello.
Los pensamientos, positivos o negativos, se fortalecen
más a medida que se ven fertilizados con la repetición constante. Al principio, la víctima de la excusitis reconoce
que su coartada es más o menos una mentira. Pero cuando con mayor frecuencia la
repite, llega a ser mayor el convencimiento de que es completamente verdadera,
que la coartada es la razón real por lo que no ha tenido el éxito que debía
tener.
Infelizmente, las personas que no tienen ningún plan a
desarrollar siempre tienen un arsenal de razones para explicar su fracaso. Por
el contrario, personas bien sucedidas siempre tienen la actitud correcta, el
entusiasmo y la dedicación necesaria para trabajar en sus metas y objetivos.
René Godefroy nació en Haití, llegó a Estados Unidos
con apenas cinco dólares, buscó trabajo y consiguió ser portero en un hotel de
lujo. Sin hablar inglés decidió convertirse en un orador motivacional, y ¡lo
hizo! René Godefroy pudo haber pensado: “No hablo inglés” “Es difícil estudiar”
“Es muy caro” “Soy demasiado pobre” “No tengo casa” “Soy portero”, y otras
creencias basadas en sus circunstancias reales. ¿Qué hizo en lugar de repetir
frases negativas? Estudió, trabajó, enfrentó retos y se comprometió por
completo con su visión. En efecto, no permitió que la enfermedad de la excusitis tome cuenta de él.
Concéntrate en desarrollar las cualidades y
habilidades que te harán un vencedor. Reflexiona en lo siguiente:
-
¿Cuáles son mis excusas para hoy?
-
¿Qué puedo hacer para cambiar las circunstancias
adversas?
-
¿Qué paso podría dar en este momento que demuestre que
estoy avanzando?
-
¿A qué estoy dispuesto a comprometerme?
-
¿Cuándo voy a responsabilizarme de mi felicidad?
Como cualquier enfermedad, la excusitis empeora si no la tratamos convenientemente.
Tres maneras fáciles de curar la excusitis:
1. Mira
positivamente las experiencias.
2. Calcula
cuánto tiempo productivo has desaprovechado.
3. Invierte
tu tiempo futuro en hacer lo que realmente deseas hacer.
¿Por qué no empezar ahora a revelar un discurso
empoderado y liberar todas las excusas? Vale la pena considerar lo que es
correcto, noble, puro, útil y digno de elogio en lugar de enfocarse en lo
contrario.
Recuerda: “El mundo cambia con tu ejemplo, no con tu
opinión”.
Fariddy Yunis
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